martes, 10 de junio de 2014

Operaciones de los Húsares Francos de Casarrubios en la provincia de Toledo

Publicado en la revista Camarus, marzo 2012

A finales de 1811, en el ecuador de la guerra de la independencia española y aún inclinándose la balanza del lado de las tropas francesas, las guerrillas, que se habían multiplicado en el año anterior,  se extendían por casi toda la geografía hostigando al enemigo en aquellos lugares donde los grandes ejércitos no tenían presencia. En nuestra comarca, operaba la partida de los Húsares Francos de Casarrubios, que al mando del Comandante Faustino Sánchez e integrados en el 5º ejército, recorrió numerosos pueblos de la provincia.
General Castaños
El 15 de diciembre de 1811 el comandante remite al general en jefe de este ejército, el General Castaños, un parte sobre las actividades realizadas por su unidad durante los 2 meses anteriores, que a continuación paso a resumir.

El 23 de octubre la partida cruzó el Tajo llegando de madrugada a Alcabón y tras descansar unas horas retomó la marcha viajando hacia Nombela, donde tras atravesar el camino real, se encontró con las tropas enemigas,  por lo que tuvieron que replegarse llegando hasta Torrijos. Allí  topó nuevamente con una guarnición de 500 hombres de los que pudo evadirse siendo perseguida por unos 50 jinetes a los que no pudo hacer frente por estar la caballería cansada. 

La elevada presencia de enemigos por la comarca, hizo que el escuadrón tuviera que dormir continuamente en los campos,  alimentándose pésimamente pues los enemigos habían dejado arrasada la comarca.

El 17 de noviembre, teniendo noticias de que el comandante francés de Novés había organizado una gran cena con baile amenizada con la banda de Santa Olalla, se dispuso el escuadrón a interceptarles en el camino por donde debían pasar, lo que no fue posible al tomar dicha banda un camino distinto. Ante la nueva situación optó Faustino Sánchez por entrar en el pueblo interrumpiendo la diversión y sobre las 10 de la noche lanzó el ataque con sus 30 hombres, pudiendo únicamente matar al centinela enemigo. Aun no siendo acertado el lance, al menos se suspendió la diversión y los franceses tuvieron que estar formados en la plaza toda la noche.

Una semana más tarde, el 26 de noviembre,  desertaron 2 franceses que se habían unido al escuadrón, presentándose al comandante de Navalcarnero. Tras conocer este hecho, Faustino Sánchez  envió un oficio al mencionado comandante que ajustició a los desertores en Santa Olalla.

Días después, el 2 de diciembre,  salió la partida de Méntrida, en cuyos campos estaban acampados,  con dirección a la Torre de Esteban Hambrán y al salir al camino real se hicieron  con un carro, tres mulas y un prisionero francés, pero debido a un chivatazo de algunos españoles, rápidamente cayó sobre ellos un grupo de soldados franceses con los que se estuvieron batiendo durante más de 3 horas. Como resultado de la batalla, resultó muerto un oficial y 3 soldados franceses.

 Se retiraron ya de noche en dirección nuevamente a Méntrida, acampando en las afueras de otro pueblo cercano, con la finalidad de descansar allí por un tiempo, cuando en poco más de cuarto de hora un grupo de soldados franceses cercó la partida por todos lados haciendo una descarga en la que murieron 3 caballos y tomaron 6, no habiendo ninguna baja ni prisioneros del bando español.

 El comandante de los Húsares Francos de Casarrubios, Faustino Sánchez, debió ser un hombre de acción, quizás un poco temerario y que dejaba poco tiempo para el descanso. Así al menos lo indicaban los soldados que desertaban de la partida.  Se quejaba el comandante de que sus subordinados  desertaban por cobardes, habiéndole abandonado en fechas recientes  17 soldados recién uniformados con caballos y aperos entre los que se encontraba un oficial de Alcaudete y dos sargentos, uno de Cañamero y el otro de El Carpio. Estos desertores se apuntaron a las filas de la partida de Juan Paralea por lo que Sánchez se presentó ante él para exigir la devolución de los caballos, uniformes, aparejos y el castigo de los desertores, con una orden firmada por el General Castaños para que cualquier individuo que hubiese desertado de los Húsares de Casarrubios y se encontrara en cualquier otra partida, fuera devuelto al comandante Sánchez, ya que contaba sólo con 30 hombres y un gran número de desertores entre las filas de otros escuadrones.

Documento original: DIVERSOS-COLECCIONES,130,N.5
Archivo Histórico Nacional


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