Pero los
acontecimientos se desarrollaron de otro modo y el paso de los siglos de
ocupación islámica hicieron olvidar aquellos tesoros escondidos, algunos de los
cuales terminarían emergiendo con el tiempo, fruto del azar o de episodios extraños.

El año de
1293, el por aquel entonces cura de Méntrida Braulio Gómez, conoció a dicho
pastor; Pablo Tardío y recogió su relato en 5 hojas de pergamino que durante un
tiempo fueron custodiadas en el monasterio benedictino de Santa María la Real
de Obona (Asturias), hasta que siglos después, fray Luis de Solís los trasladó junto
con otros documentos al convento de la villa de Camarena, sirviéndole de base
para la publicación del libro “Historia del prodigioso aparecimiento de la
milagrosa y soberana imagen de Nuestra Señora de la Natividad” (Madrid 1734).
La
narración incluida a continuación, y que por extensión, dividiremos en varias
entregas, es la transcripción que originalmente hizo Braulio Gómez de las
palabras del pastor:
“Vive
este año de 1284 del nacimiento de Nuestro Señor, y redentor Jesucristo, en
este lugar de Méntrida, un hombre de 60, Pablo Tardío llamado. Empleábase este
en guardar cabras, a quienes pastoreaba para la conservación de su vida, en los
montes y dehesas a esta población de Méntrida cercanas, siempre que entraba con
sus cabras en la dehesa de Berciana, sentía en su corazón no sé qué misteriosa
novedad, que ya le causaba alegrías y ya la infundía temores y esto le acaecía
con mayor fuerza los sábados, pues en todos, por espacio de más de 10 años, hacia
un pequeño cerro, que está a la otra banda del arroyo, unas veces oía música,
que le alegraba, otras veces, estruendos, que le atemorizaban y por las noches,
advertía muchas candelillas encendidas, que circundaban el pequeño cerro. Juzgaba
este pastor, que era ilusión de sus sentidos, o patraña del enemigo y así no hacía
caso de ello, antes bien se encomendaba a Dios y a su Madre Santísima por medio
de sus oraciones.
Un día que se aumentaba la música, sintió en
sí el pastor Pablo Tardío impulso superior de subir a la pequeña cumbre, para
saber cual fuese la causa de tanto sonoro instrumento, púsole muy de veras en
Dios, y con humildad, y temor comenzó hacia la cumbre a caminar y al llegar a
ella, vio, advirtió, y registro, que estaba patente y a lo descubierto la reina
soberana de los cielos y tierra María Santísima Señora Nuestra, a quien servía
de alfombra el tronco pequeño de una cortada encina, estando María Santísima
colocada sobre él, como sobre un precioso trono de zafiro, al ver tal prodigio,
quedóse el pastor lleno de temor, admiración y espanto. Admirábase de la
hermosura, y belleza con que la Soberana Señora, resplandecía y brillaba, causábale
terror, y espanto lo nuevo y peregrino de suceso tan elevado, como de sus ojos
nunca visto, ni aún de su entendimiento imaginado, enajenados los sentidos, no
acertaba a hablar y embarazadas las potencias con visión tan prodigiosa, no
podía discurrir en lo que había de ejecutar, arrojóse humilde y reverente al
suelo, adorando y besando la tierra, que pisaba tan soberana, como prodigiosa
reina.
Y estando Pablo Tardío postrado en el suelo,
la Virgen le habló: ‘Anda, Pablo, a Méntrida, da cuenta de lo que estás viendo
y de mi parte dirás a los sacerdotes y justicia, que vengan con reverente
procesión a este sitio, y saquen una imagen mía que está aquí oculta, para que
la lleven a colocar a su iglesia, pues quiero enriquecerlos con ella y de los
peligros y ahogos sacarlos y libertarlos.’
Alentado el pastor Pablo Tardío, con estas
dulcísimas palabras de María Santísima, se levantó de la tierra y puesto de
rodillas, cándido y sencillo la respondió de este modo: ‘Señora, con mucha
voluntad iré a Méntrida a dar la tan grande nueva, haciendo lo que me mandas,
pero no hay quien me guarde mis cabras y se me perderán mientras que voy y
vengo’. A este temor de Pablo Tardío, satisfizo la clementísima reina diciendo:
‘No temas que tus cabras se pierdan, yo seré pastora de ellas y así ejecuta lo
que te mando que tu ganado a mi cargo queda.’”...
[1]
Antigua población romana ubicada en la dehesa de Berciana (Méntrida) de la que
tratamos en algún número anterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario